¡Hola a todos!. Continuando con el tema del «evangelio» de la prosperidad, quería agregar unos cuantos vídeos más al respecto; en una entrada anterior toqué éste tema y escribí bastante, además de citar varios textos bíblicos, pero creo que dejé algunos puntos fuera…, pero básicamente quería compartir también un poco sobre el origen de éste «evangelio».
Creo que los inicios, de alguna forma, se remonta al Jardín del Edén, dado que la serpiente (satanás) engañó a Eva (y a Adán también…) a comer del fruto prohibido para llegar a ser «dioses», codiciando así la sabiduría divina… vaya aspiración, creo que fue muy astuto y mentiroso el adversario, porque manipuló la situación para poder despertar ese deseo de poder.
Génesis 3:5-6
5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.
Encontramos ése principio entonces, que el ser humano busca auto-gobernarse, el tener control de sí, tener poder y hacer su voluntad; ahora, agreguemos un poco de misticismo a la cosa y aparecen las vanas filosofías que hablan que nosotros tenemos un «poder secreto», que nuestras palabras tienen poder, la ley de la atracción, pensamiento positivo, nuevo pensamiento, visualización/proyección, nueva era, el nirvana, etc., etc., un montón de cosas que llegan a lo mismo; es decir, que nosotros tenemos el poder de obtener lo que queramos, simplemente por desearlo…
Lo triste de esto es que éstas filosofías se han infiltrado en el mundo Cristiano también; de hecho, muchas personas creen que la fe es creer firmemente en obtener lo que uno quiere, utilizando a Dios para que se haga realidad… ¡Es sumamente peligroso!, además que no le agrada a nuestro Señor que tengamos éste tipo de pensamiento…
Dios hace Su soberana voluntad en todo. No es que exista un equilibrio entre el bien y el mal a nivel de fuerza, sino que Dios tiene soberanía sobre todo y, aun el maligno tiene su razón de ser y de existir, además que Dios tiene los designios respectivos; sí, es difícil pensar en eso, pero en otra entrada espero tocar este tema también. A lo que voy es que, está bien que pidamos los deseos de nuestro corazón a nuestro Dios, pero siempre y cuando pidamos bien y que sea conforme a Su voluntad; podemos mover montañas con la fe, sí, pero únicamente si Dios así lo quiere. No seamos soberbios al declarar, decretar o reclamarle, porque nosotros somos como nada comparados con Dios, y no podemos «torcerle el brazo» para que haga lo que queramos; más bien, hay que ser humildes con nuestro creador y agradecer, primeramente, su misericordia por habernos predestinado para salvación «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.» (Efesios 2:8-9). La fe en nuestro Señor Jesús.
Santiago 4:3
Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.Lucas 11:2
Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
La palabra fe viene del latín fides, donde su traducción más literal sería como la seguridad, lealtad o confianza hacia Dios, en nuestro caso. En el Judaísmo, la fe es reconocido como emuná (confianza en Dios), que viene siendo lo mismo. En el antiguo testamento, los términos usados más frecuentemente para representar la fe son batāh (esperar confiadamente en Dios) y amān (mantenerse fiel a Dios).
¿Qué es confiar en Dios?, es reconocer que Él es soberano, tiene control de todo y debemos esperar/descansar en Él; en su palabra (la Biblia) encontramos la revelación de lo que necesitamos saber y practicar; haciendo nuestra parte, y confiando en Él, tendremos la convicción correcta de qué debemos pedirle en oración y súplica; no se va a hacer lo que nosotros queremos, sino lo que nuestro Padre Celestial quiere y permite, por cuanto debemos de procurar alinear nuestros deseos a los deseos de Él. Necesitamos conocerlo más para confiar más; necesitamos que sus palabras permanezca en nosotros, para amarlo más y, por ende, confiar más en Él.
Romanos 8:28
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Su voluntad es perfecta, porque no solo ve el bosque completo, sino que lo ve desde su inicio hasta su fin, y… es más, Él hizo el bosque completo. Nosotros, de ése bosque, solo vemos hasta donde alcanza ver nuestros ojos en un momento en nuestro tiempo, estando en frente de un árbol de ese bosque infinito; quizás, ésta analogía se queda muy corta con la infinita diferencia que hay entre Dios y nosotros.
Romanos 9:19-20
19 Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad?
20 Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?
Busquemos estar firmes en la fe en Jesucristo, nuestro Señor y Dios; no hay que desviarse, en la Biblia tenemos la verdad absoluta por cuanto debemos de estudiarla y estar atentos a discernir lo que oímos de los «maestros» de la nueva era (muchas veces como pastores que son lobos vestidos de oveja…), que buscan alejarnos del buen camino. Confiemos totalmente en nuestro Señor y sigamos adelante 🙂
Romanos 11:33-36
33 !!Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! !!Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!
34 Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero?
35 ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado?
36 Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.
¡Saludos y bendiciones!
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